Esa sucia política
Hay que comprender que la política no es sucia. Sucias
son las personas que la practican mal. Si bien estas personas sin escrúpulos
son la mayoría, tampoco podemos afirmar que todos los involucrados en la
política carecen de principios y ética.
Pero, ¿por qué la mayoría de los involucrados en la
política son sucios? Porque como ciudadanos permitimos que sean ellos los que
participen en la política. Y lo permitimos a través de dos variantes: la
primera, votando por ellos y la segunda, porque las personas con vocación
política y valores fuertes no se involucran directamente.
Muchos añoramos que el poder lo tome una persona con
valores, que coloque los intereses del país por sobre sus intereses personales,
pero nosotros vendemos nuestro voto por pequeños espejitos cuyo beneficio es
puramente personal, (entiéndase gorras, playeras, láminas, víveres y en el
mejor de los casos, puestos de trabajo) No podemos ser incongruentes de exigir
lo que nosotros mismos no logramos dar.
Cómo podemos pretender que la persona que llegue al
poder trabaje en pro de beneficio de todos los guatemaltecos y guatemaltecas,
con honestidad y transparencia, cuando viene arrastrando un cúmulo de
situaciones aparentemente turbias, cuando ha vendido su voluntad al que dé más
dinero para su campaña, cuando ha demostrado una y otra vez en la práctica que
es capaz de cambiar su discurso según convenga.
Lo triste es que muchos entienden lo que acabo de decir
pero piensan que la política es como el futbol y quieren votar por el que
perciben que va a ganar, no al mejor, no, al que según las encuestas (muchas de
ellas trabajadas de manera que se modifique el resultado a conveniencia de
alguien), va a ganar. Nos gusta sentirnos importantes, sentirnos del lado del
ganador y celebrar que votamos por el que ganó.
No señores y señoras, la política no es juego, el
señor o señora que elijan para dirigir el país es tan determinante en sus vidas,
porque sus decisiones pueden afectarle de tal manera que en dos años usted
pueda tener mejor educación para sus hijos, mejor atención médica gratuita,
mayor poder adquisitivo que le permita vivir un poquito mejor que hoy, o puede
hacer que en dos años esté usted vendiendo hasta al perro porque ya no le
alcanza para sostenerse usted y a los suyos. Pero ojo, usted puede no entender
de microeconomía, macroeconomía, leyes y similares, pero quien le llega con un
discurso de yo voy a lograr, yo voy a ir, yo voy a hacer, pero no le da un
mínimo indicio de cómo lo va a hacer, le está mintiendo. Y si usted no
comprende a cabalidad estos temas, lo más inteligente sería buscar asesoría con
alguien cercano, pero con algún tipo de conocimiento que pueda orientarle a
razonar su voto. Y por supuesto, los
razonamientos básicos son importantes, los lobos no se convierten en ovejas,
los lobos son lobos aunque se vistan bonito, aunque hablen bonito.
Y para aquellos con vocación y capacidad política, y
los que no, es muy fácil criticar las acciones de los gobiernos desde la
comodidad de nuestras salas, conversaciones o redes sociales, sin embargo,
carecemos de la determinación de buscar mecanismos que acorde a nuestras capacidades
pueda aportar al beneficio de la nación.
¿Cómo pues la política se va a transformar si los
buenos no participan, si los buenos le dejan el camino libre a los malos?
Estamos en momentos políticos determinantes para el
país. Razone su voto, demos un paso hacia adelante, porque ya hemos dado
demasiados y suficientes hacia atrás.
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